LA DIVINA MISERICORDIA
 
 
La Iglesia celebra el II Domingo de Pascua la Fiesta de la Divina Misericordia. La preparación de la fiesta se inicia el Viernes Santo con la Novena a la Divina Misericordia. La Devoción a la Divina Misericordia constituye un auténtico movimiento espiritual dentro de la Iglesia católica promovido por Faustina Kowalska, a quien San Juan Pablo II canonizó el 30 de abril de 2000. Juan Pablo II escogió ese día para anunciar: «En todo el mundo, el II Domingo de Pascua recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».
 

 

NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA

Como preparación para la Fiesta de la Divina Misericordia Nuestro Señor pidió a Santa Faustina que hiciera una novena de oración desde el Viernes Santo hasta el Sábado de la siguiente semana.

Estos nueve días de oración (la palabra “novena” re refiere al número nueve) antes de la Fiesta de la Divina Misericordia son como los nueve días de oración en la sala superior antes del día de Pentecostés (ver Hch 1, 14).

El Señor dio a Santa Faustina para cada uno de estos nueve días una intención diferente: toda la humanidad, especialmente los pecadores; las almas de los sacerdotes y los religiosos; todas las almas devotas y fieles; aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no conocen a Jesús; las almas de los hermanos separados; las almas mansas y humildes, y las almas de los niños pequeños; las almas que veneran y glorifican especialmente Su misericordia; las almas que están detenidas en el Purgatorio; y las almas tibias.

"...El primer Domingo después de Pascua es la Fiesta de la Misericordia, pido se rinda culto a Mi Misericordia con la solemne celebración de esta Fiesta y con el culto a la  Imagen concederé muchas gracias a las almas ...". (Diario, 742)
 


"Deseo que durante estos nueve días encamines almas hasta el manantial de Mi misericordia, para que encuentren allí la fortaleza, el refugio y toda aquella gracia que necesiten en las penalidades de la vida, y especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi corazón un grupo de almas diferentes y las sumergirás en el océano de Mi misericordia y Yo conduciré todas esas almas a la mansión de Mi Padre... Todos los días implorarás a Mi Padre gracias para esas almas en atención a los méritos de mi amarga Pasión”. (Diario, 1209)

Primer día . Viernes Santo

"Hoy tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de Mi Misericordia.  De esta forma Me consolarás de la amarga tristeza en que Me sume la pérdida de las almas."

Roguemos para que Dios se digne mostrar Su Misericordia a toda la humanidad.

Jesús tan Misericordioso, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en Tu bondad infinita. Acógenos en la morada de Tu muy compasivo Corazón y nunca nos dejes salir de Él.  Te lo suplicamos por Tu Amor que Te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, mira con Misericordia a toda la humanidad, y especialmente a nosotros pobres pecadores que estamos encerrados en el Corazón de Jesús lleno de compasión, y por su dolorosa Pasión muéstranos Tu Misericordia para que alabemos Tu Omnipotencia por los siglos de los siglos. Amén.

Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Sugerencia de textos para meditar en este primer día de la Novena

"Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios. Porque así como participamos abundantemente de los sufrimientos de Cristo, también por medio de Cristo abunda nuestro consuelo" . (2 Cor. 1, 3-5)

La palabra misericordia posee en la Sagrada Escritura una enorme importancia. Se trata de una consecuencia del amor y es lo que caracteriza a Dios en su relación con el hombre. Siempre esta dispuesto a perdonar nuestras miserias y pecados, ya que "es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia" (Salmo 103) .Santa Faustina, con su mensaje, desea recordarnos este atributo esencial de Dios. Le dice Jesús: "Diles a los pecadores que no teman acercarse a mí, háblales de mi gran Misericordia. La pérdida de cada alma me hunde en la tristeza. Tu siempre me consuelas cuando rezas por los pecadores."
 

Segundo día . Sábado Santo

"Hoy tráeme a las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos, y sumérgelas en Mi misericordia insondable.  Fueron ellas las que Me dieron fortaleza para soportar Mi amarga Pasión.  A través de ellas, como a través de canales, Mi Misericordia fluye hacia la humanidad."

Roguemos por los sacerdotes, los religiosos y las religiosas, pues por ellos se derrama la Misericordia de Dios sobre la humanidad.

Jesús Misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu Gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el Cielo.

Padre Eterno, mira con Misericordia a las almas de los sacerdotes, y a las almas de las religiosas y de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el Amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu Luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación, y a una sola voz canten alabanzas a tu Misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.

Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Sugerencia de textos para meditar en este segundo día de la Novena

"Ya que tenemos en Jesús, el Hijo de Dios, un Sumo Sacerdote insigne que penetró en el Cielo, permanezcamos firmes en la confesión de nuestra fe. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, Él fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, excepto en el pecado. Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno."  (Heb. 4, 14-16).

"Como elegidos de Dios, pueblo suyo y amados por Él, revístanse de sentimientos de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando alguno tenga motivos de queja contra otro. Del mismo modo que el Señor les perdonó, perdónense también ustedes. Y revístanse del amor que es el vínculo de la perfección." (Col 3, 12-14)

Jesús de Nazareth, el Hijo de Dios Misericordioso, hecho hombre, revela definitivamente el Rostro Misericordioso del Padre. El Señor Jesús, por su Cruz y Resurrección, permite que la Misericordia alcance todos sus frutos. En el Evangelio la predica y la ilustra por medio de parábolas como la de la oveja perdida ( Lc. 15, 1-7) e invita a todos los que creen en Él a practicar obras de misericordia en favor del prójimo (Mt. 5, 7)

Jesús le dijo a Santa Faustina y así quedó consignado en su Diario Espiritual: "Haz de saber, hija mía, que mi Corazón es la Misericordia misma" y le solicitó que lo anunciara al mundo: "... di que soy el Amor y la Misericordia mismos". (Diario 1074 y 1077).
 

Tercer día . Domingo de Resurrección

"Hoy tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de Mi Misericordia.  Estas almas Me consolaron a lo largo del Vía Crucis.  Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura."

 Roguemos por todos los fieles cristianos.

Jesús infinitamente compasivo, que desde el tesoro de tu Misericordia les concedes a todos tus Gracias en gran abundancia, acógenos a todos los fieles cristianos en la morada de tu Corazón clemensímo y nunca nos dejes escapar de Él. Te lo suplicamos por el inconcebible Amor con que tu Corazón arde por el Padre celestial.

Padre Eterno, mira con Misericordia a las almas de todos los fieles cristianos como herencia de tu Hijo y por su Dolorosa Pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu  Misericordia infinita por los siglos de los siglos. Amen.

Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Sugerencia de textos para meditar en este tercer día de la Novena

"Jesús les dijo: Tengan fe en Dios. Yo les aseguro que quien diga a este monte: quítate y arrójate al mar y no vacila en su corazón, sino que cree que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean ya que lo han recibido y lo obtendrán." (Mc 11, 22-24)

La confianza, enseña Santo Tomás de Aquino, es una fe fortalecida y madura. Nos fiamos plenamente de Dios porque sabemos que nos ama intensamente. San Pablo manifestaba: "Yo sé en Quien he puesto mi confianza". Sabemos que la Palabra de Dios es verdadera y aunque cielos y tierra pasen, la Divina Misericordia no pasará.

Precisamente, el cuadro que pidió Jesús a Santa Faustina lleva por firma la invocación "¡Jesús, en Ti confío!" Es una invitación a recordarnos a todos los creyentes que estamos llamados a confiar totalmente en el Señor. Jesús se lo manifiesta a Santa Faustina y en su Diario leemos: "Deseo que la confianza de mis criaturas, invita a las almas a una gran confianza en mi Misericordia" y agrega " el que cree y confíe en mi Misericordia la obtendrá"

Por otra parte, la confianza en Dios nos lleva a ejercer a favor de los demás obras de misericordia. Santa Faustina reconoció la dependencia entre la confianza en la Misericordia Divina y el bien hecho al prójimo. Decía que cuanto más plena es la confianza en Dios, tanto más abnegada es la ayuda al que sufre.

Cuarto día . Lunes

"Hoy tráeme a aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga Pasión y su futuro celo consoló Mi Corazón. Sumérgelos en el mar de Mi Misericordia.

  Roguemos por todos los que no conocen  a Dios y que aún viven en la ignorancia de la Misericordia Divina.

Jesús compasivísimo, que eres la Luz del mundo entero, acoge en la morada de Tu piadosísimo Corazón a las almas de quienes todavía no Te conocen y no conocen a Dios. Que los rayos de Tu gracia las iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen Tu Misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de Tu compasivísimo Corazón.

Padre Eterno, mira con Misericordia a las almas de quienes todavía no Te conocen y no creen en Cristo, pero que están encerrados en el muy compasivo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de Tu Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Sugerencia de textos para meditar en este cuarto día de la Novena

"Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Así serán dignos hijos de su Padre del Cielo, que hace salir el sol sobre buenos y malos, y manda la lluvia sobre justos e injustos. Porque, si aman a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen también eso los que recaudan impuestos para Roma? Y si saludan sólo a sus hermanos ¿qué hacen de más? ¿No hacen lo mismo los paganos? Ustedes sean perfectos, como su Padre Celestial es perfecto". (Mt 5, 43-48)

"Así pues, yo, el prisionero por amor al Señor, les ruego que, como corresponde a la vocación a la que han sido llamados, se comporten con gran humildad, amabilidad y paciencia, aceptándose mutuamente con amor. Preocúpense de conservar, mediante el vínculo de la paz, la unidad que es fruto del Espíritu". (Ef 4, 1-3)

"Como elegidos de Dios, pueblo suyo y amados por Él, revístanse de sentimientos de compasión, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de paciencia. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando alguno tenga motivos de queja contra otro. Del mismo modo que el Señor les perdonó, perdónense también ustedes. Y revístanse del amor que es el vínculo de la perfección". (Col 3, 12-14)

Quinto día . Martes

"Hoy tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de Mi Misericordia.  Durante Mi amarga Pasión, desgarraron Mi cuerpo y Mi Corazón, es decir, Mi Iglesia.  Según regresan a la Iglesia, Mis llagas cicatrizan y de este modo alivian Mi Pasión".

Roguemos por los hermanos separados que creen en Cristo pero que desgarran su Cuerpo Místico, para que vuelvan pronto a la unidad de la Santa Iglesia.

Jesús sumamente misericordioso, que eres la bondad misma, Tú no niegas la luz a quienes Te la piden. Acoge en la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas de los hermanos separados que creen en Ti y llévalas con Tu luz a la unidad con la Iglesia; no las dejes alejarse de la morada de Tu compasivísimo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de Tu Misericordia.

Padre Eterno, mira con Misericordia a las almas de los hermanos separados que creen en Cristo y que han malgastado Tus bendiciones y han abusado de Tus gracias por  persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el Amor de Tu Hijo y la amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están acogidos en el sumamente compasivo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen Tu gran Misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Sugerencia de textos para meditar en este quinto día de la Novena

Jesús dijo esta parábola: Si alguien tiene cien ovejas y pierde una ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar a la que se había perdido hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos y les dice: Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido. Les aseguro que, de la misma manera habrá más alegría por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. (Lc. 15, 1-7).

La parábola continúa con el relato de otras dos: la mujer que encuentra la moneda extraviada y la del hijo pródigo, cuyo padre organiza un banquete con motivo del retorno de quien se había alejado de la casa malgastando los bienes familiares. En todas ellas descubrimos que Dios sale al encuentro del pecador para perdonarlo e incorporarlo a la vida divina.

Esta acción maravillosa de misericordia hoy se ejerce a través del Sacramento de la Reconciliación. Jesús se presenta en la reconciliación como fuente de misericordia que purifica, consuela, perdona y devuelve la vida.

Santa Faustina explicaba que en el sacramento del perdón, es donde tienen lugar los milagros más grandes, la miseria del alma se encuentra con el Dios de la Misericordia. "Basta acercarse con fe -le decía Jesús- a los pies de mi representante. Yo mismo te espero en el confesionario, solo que oculto en el sacerdote".

Para subrayar la importancia de este sacramento el Señor ha querido que sea una condición necesaria para alcanzar la promesa del perdón total en la Fiesta de la Divina Misericordia, el Domingo siguiente al de Pascua de Resurrección en donde el Evangelio de la Misa habla, precisamente, del perdón de los pecados.

Sexto día . Miércoles

"Hoy tráeme a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños,  y sumérgelas en Mi misericordia.  Éstas son las almas más semejantes a Mi Corazón.  Ellas Me fortalecieron durante Mi amarga agonía.  Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de Mis altares.  Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias.  Solamente el alma humilde es capaz de recibir Mi gracia;  concedo Mi confianza a las almas humildes".

  Roguemos por los niños pequeños y por aquellas almas que se han hecho iguales a ellos en su pureza y simplicidad.

Jesús, tan misericordioso, Tú Mismo has dicho: Aprendan de Mí, que soy manso y humilde de corazón.  Acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños.  Estas almas llevan a todo el Cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial.  Son un ramillete perfumado ante el Trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios Mismo. Estas almas tienen una morada permanente en Tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.

Padre Eterno, mira con Misericordia a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús.  Estas almas son las más semejantes a Tu Hijo.  Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza Tu Trono. Padre de Misericordia y de toda bondad, te suplico por el Amor que tienes por estas almas y el gozo que Te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de Tu Misericordia por los siglos de los siglos.  Amén.

Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Sugerencia de un texto para meditar en este sexto día de la Novena

"La Iglesia proclama la verdad de la misericordia de Dios, revelada en Cristo Crucificado y Resucitado, y la profesa de varios modos. Además, trata de practicar la misericordia para con los hombres a través de los hombres, viendo en ello una condición indispensable de la solicitud por un mundo mejor y «más humano», hoy y mañana. Sin embargo, en ningún momento y en ningún período histórico —especialmente en una época tan crítica como la nuestra—la Iglesia puede olvidar la oración que es un grito a la Misericordia de Dios ante las múltiples formas de mal que pesan sobre la humanidad y la amenazan. Precisamente éste es el fundamental derecho-deber de la Iglesia en Jesucristo: es el derecho-deber de la Iglesia para con Dios y para con los hombres". (San Juan Juan Pablo II. Dives in Misericordia).

ptimo día . Jueves

"Hoy tráeme a las almas que veneran y glorifican Mi Misericordia de modo especial y sumérgelas en Mi Misericordia.  Estas almas son las que más lamentaron Mi Pasión y penetraron más profundamente en Mi espíritu.  Ellas son un reflejo viviente de Mi Corazón compasivo.  Estas almas resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura.  Ninguna de ellas irá al fuego del infierno.  Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte".

Roguemos por todos los que anuncian la Misericordia de Dios

Jesús Misericordiosísimo, cuyo Corazón es el Amor mismo, acoge en la morada de Tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de Tu Misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios Mismo.  En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en Tu Misericordia, y unidas a Ti, cargan sobre sus hombros a toda la humanidad.  Estas almas no serán juzgadas severamente, sino que Tu Misericordia las protegerá en la hora de la muerte.

Padre Eterno, mira con Misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran Tu Misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones, desbordantes de gozo, Te cantan, oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales Tu Misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti.  Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo: "A las almas que veneren esta infinita Misericordia Mía, Yo Mismo las defenderé como Mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte". Amén.

Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Sugerencia de textos para meditar en este séptimo día de la Novena

"Nosotros debemos amarnos, porque Él nos amó primero. Si alguno dice: “Yo amo a Dios”, y odia a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y nosotros hemos recibido de Él este mandato: que el que ama a Dios, ame también a su hermano". (1Jn 4, 19-21)

"La conciencia humana, cuanto más pierde el sentido del significado mismo de la palabra «misericordia», sucumbiendo a la secularización; cuanto más se distancia del misterio de la misericordia alejándose de Dios, tanto más la Iglesia tiene el derecho y el deber de recurrir al Dios de la Misericordia «con poderosos clamores». Estos poderosos clamores deben estar presentes en la Iglesia de nuestros tiempos, dirigidos a Dios, para implorar su Misericordia, cuya manifestación ella profesa y proclama en cuanto realizada en Jesús Crucificado y Resucitado, esto es, en el misterio pascual. Es este misterio el que lleva en sí la más completa revelación de la Misericordia, es decir, del Amor que es más fuerte que la muerte, más fuerte que el pecado y que todo mal, del Amor que eleva al hombre de las caídas graves y lo libera de las más grandes amenazas". (Beato Juan Pablo II. Dives in Misericordia).

Octavo día . Viernes

"Hoy tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de Mi Misericordia.  Que los torrentes de Mi Sangre refresquen el ardor del purgatorio.  Todas estas almas son muy amadas por Mí.  Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a Mi Justicia.  Está en tu poder llevarles alivio.  Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de Mi Iglesia y ofrécelas en su nombre... Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con Mi Justicia".

Roguemos por las almas del purgatorio, para que el torrente de la preciosa Sangre disminuya y abrevie sus sufrimientos.

Jesús Misericordiosísimo, Tú Mismo has dicho que deseas la Misericordia; heme aquí que llevo a la morada de Tu muy compasivo Corazón a las almas del purgatorio, almas que Te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adeudada a Tu justicia.  Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de Tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de Tu Misericordia.

Padre Eterno, mira con Misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el muy compasivo Corazón de Jesús. Te suplico por la Dolorosa Pasión de Jesús, Tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra Tu Misericordia a las almas que están bajo Tu justo escrutinio.  No las mires sino a través de las heridas de Jesús, Tu amadísimo Hijo, ya que creemos que Tu bondad y Tu compasión no tienen límites. Amén.

Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Sugerencia de textos para meditar en este octavo día de la Novena

"Es pues necesario que todo cuanto he dicho en el presente documento sobre la Misericordia se transforme continuamente en una ferviente plegaria: en un grito que implore la Misericordia en conformidad con las necesidades del hombre en el mundo contemporáneo. Que este grito condense toda la verdad sobre la Misericordia, que ha hallado tan rica expresión en la Sagrada Escritura y en la Tradición, así como en la auténtica vida de fe de tantas generaciones del Pueblo de Dios. Con tal grito nos volvemos, como todos los escritores sagrados, al Dios que no puede despreciar nada de lo que ha creado, al Dios que es fiel a Sí mismo, a su Paternidad y a su Amor. Y al igual que los profetas, recurramos al Amor que tiene características maternas y, a semejanza de una madre, sigue a cada uno de sus hijos, a toda oveja extraviada, aunque hubiese millones de extraviados, aunque en el mundo la iniquidad prevaleciese sobre la honestidad, aunque la humanidad contemporánea mereciese por sus pecados un nuevo «diluvio», como lo mereció en su tiempo la generación de Noé. Recurramos al amor paterno que Cristo nos ha revelado en su misión mesiánica y que alcanza su culmen en la Cruz, en su Muerte y Resurrección. Recurramos a Dios mediante Cristo, recordando las palabras del Magnificat de María, que proclama la misericordia «de generación en generación». Imploremos la Misericordia Divina para la generación contemporánea. La Iglesia que, siguiendo el ejemplo de María, trata de ser también madre de los hombres en Dios, exprese en esta plegaria su materna solicitud y al mismo tiempo su amor confiado, del que nace la más ardiente necesidad de la oración.

Elevemos nuestras súplicas, guiados por la fe, la esperanza, la caridad que Cristo ha injertado en nuestros corazones. Esta actitud es asimismo amor hacia Dios, a quien a veces el hombre contemporáneo ha alejado de sí ha hecho ajeno a sí, proclamando de diversas maneras que es algo «superfluo». Esto es pues amor a Dios, cuya ofensa-rechazo por parte del hombre contemporáneo sentimos profundamente, dispuestos a gritar con Cristo en la Cruz: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen».
(San Juan Pablo II . Dives in Misericordia).

Noveno día . Sábado

"Hoy tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de Mi Misericordia.  Estas almas son las que más dolorosamente hieren Mi Corazón. A causa de las almas tibias, Mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos.  A causa de ellas dije: Padre, aleja de Mí este cáliz, si es Tu Voluntad.  Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a Mi Misericordia"

Roguemos por las almas tibias e indiferentes

Jesús piadosísimo, que eres la compasión misma, Te traigo a las almas tibias a la morada de Tu Piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y Te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de Tu Amor puro.  Oh Jesús tan compasivo, ejercita la omnipotencia de Tu Misericordia y atráelas al mismo ardor de Tu Amor y concédeles el amor santo, porque Tú lo puedes todo.

Padre Eterno, mira con Misericordia a las almas tibias, que sin embargo, están acogidas en el Piadosísimo Corazón de Jesús.  Padre de Misericordia, Te suplico por la amarga Pasión de Tu Hijo y por Su Agonía de 3 horas en la Cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de Tu Misericordia. Amén.

Al finalizar se recomienda rezar la CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

ORACIÓN FINAL DE LA NOVENA

¡Oh Dios de gran misericordia! bondad infinita, hoy toda la humanidad clama, desde el abismo de su miseria, a Tu misericordia, a Tu compasión, oh Dios; y grita con la potente voz de la miseria. Dios indulgente, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra. Oh Señor, bondad inconcebible que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta Ti, Te imploramos, anticípanos Tu gracia y multiplica incesantemente Tu misericordia en nosotros para que cumplamos fielmente Tu Santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y a la hora de la muerte. Que la omnipotencia de Tu Misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación, para que con confianza, como Tus hijos, esperemos Tu última venida, ese día que conoces sólo Tú. Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza; a través de Su Corazón Misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos en el Cielo (Diario de Santa Faustina, 1570).

TEXTOS PARA MEDITAR AL FINALIZAR LA NOVENA 

"Han sido llamados a comportarse así, pues también Cristo sufrió por ustedes, dejándoles un ejemplo para que sigan sus huellas. Él no cometió pecado, ni se halló engaño en su boca; insultado, no respondía con insultos; sufría sin amenazar confiando en Dios, que juzga con justicia. Él cargó con nuestros pecados, llevándolos en su cuerpo hasta el madero, para que, muerto al pecado, vivamos como Dios quiere. Ustedes fueron sanados a costa de sus heridas, pues eran como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al que es su pastor y guardián." (1Pe 2, 21-25)

"Esto es al mismo tiempo amor a los hombres, a todos los hombres sin excepción y división alguna: sin diferencias de raza, cultura, lengua, concepción del mundo, sin distinción entre amigos y enemigos. Esto es amor a los hombres, desear todo bien verdadero a cada uno y a toda la comunidad humana, a toda familia, nación, grupo social; a los jóvenes, los adultos, los padres, los ancianos, los enfermos: es amor a todos, sin excepción. Esto es amor, es decir, solicitud premurosa para garantizar a cada uno todo bien auténtico y alejar y conjurar el mal.

Y si alguno de los contemporáneos no comparte la fe y la esperanza que me inducen, en cuanto siervo de Cristo y ministro de los misterios de Dios, a implorar en esta hora de la historia la Misericordia de Dios en favor de la humanidad, que trate al menos de comprender el motivo de esta premura. Está dictada por el amor al hombre, a todo lo que es humano y que, según la intuición de gran parte de los contemporáneos, está amenazado por un peligro inmenso (...).

El misterio de Cristo que, desvelándonos la gran vocación del hombre, me ha impulsado a confirmar en la Encíclica Redemptor Hominis su incomparable dignidad, me obliga al mismo tiempo a proclamar la Misericordia como Amor compasivo de Dios, revelado en el mismo misterio de Cristo. Ello me obliga también a recurrir a tal Misericordia y a implorarla en esta difícil, crítica fase de la historia de la Iglesia y del mundo, mientras nos encaminamos al final del segundo Milenio.

En el nombre de Jesucristo, Crucificado y Resucitado, en el espíritu de su misión mesiánica, que permanece en la historia de la humanidad, elevemos nuestra voz y supliquemos que en esta etapa de la historia se revele una vez más aquel Amor que está en el Padre y que por obra del Hijo y del Espíritu Santo se haga presente en el mundo contemporáneo como más fuerte que el mal: más fuerte que el pecado y la muerte. Supliquemos por intercesión de Aquella que no cesa de proclamar «la misericordia de generación en generación», y también de aquellos en quienes se han cumplido hasta el final las palabras del sermón de la montaña: «Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia».

Al continuar el gran cometido de actuar el Concilio Vaticano II, en el que podemos ver justamente una nueva fase de la autorrealización de la Iglesia —a medida de la época en que nos ha tocado vivir— la Iglesia misma debe guiarse por la plena conciencia de que en esta obra no le es lícito, en modo alguno, replegarse sobre sí misma. La razón de su ser es en efecto la de revelar a Dios, esto es, al Padre que nos permite «verlo» en Cristo. Por muy fuerte que pueda ser la resistencia de la historia humana; por muy marcada que sea la heterogeneidad de la civilización contemporánea; por muy grande que sea la negación de Dios en el mundo, tanto más grande debe ser la proximidad a ese misterio que, escondido desde los siglos en Dios, ha sido después realmente participado al hombre en el tiempo mediante Jesucristo. Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 30 de noviembre, primer Domingo de Adviento, del año 1980, tercero de mi Pontificado (San Juan Pablo II . Dives in Misericordia).


Diversas anotaciones de Santa Faustina en torno a la Novena y a la Coronilla

El Señor me dijo rezar esta coronilla durante 9 días antes de la Fiesta de la Misericordia.

Debe iniciarse el Viernes Santo.

  "Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias". (Diario, 796)

28 de diciembre de 1936.  Hoy he iniciado la Novena a la Divina Misericordia.  Es decir, en espíritu me traslado delante de la imagen y rezo la coronilla que me enseñó el Señor.  El segundo día de la Novena vi esta Imagen como si estuviera viva, rodeada de innumerables agradecimientos y veía una gran multitud de personas que acudían y vi que muchas de ellas eran felices.  Oh Jesús, con que alegría latió mi corazón.  ... (Diario, 851)

Jesús me ordena hacer una Novena antes de la Fiesta de la Misericordia y debo emplearla hoy por la conversión del mundo entero y para que se conozca la Divina Misericordia.  "Para que cada alma exalte Mi Bondad.  Deseo la confianza de Mis criaturas, invita a las almas a una gran confianza en Mi Misericordia insondable.  Que no tema acercarse a Mí el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundiría en el abismo de Mi Misericordia". (Diario, 1059)

«...Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la ultima tabla de salvación. Hasta el pecador mas empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi Misericordia Infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi Misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi Misericordia.»  (Diario, 687)

«Hija Mía, anima a las almas a rezar la Coronilla que te he dado. A quienes recen esta Coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Escríbelo para las almas afligidas: Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi Misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi Misericordia. Proclama que ningún alma que ha invocado Mi Misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi Bondad. Escribe: cuando recen esta Coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso.»  (Diario, 1541)